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dimarts, 5 d’octubre del 2010

Josep M. Boixareu, homenatjat del Liber 2010

A continuació, podeu llegir el discurs de Josep M. Boixareu en rebre l'homenatge del Liber 2010. Boixareu acaba de publicar Sóc avi a Edicions Saragossa, un relat personal sobre la seva experiència amb els néts, on parla de valors, de funcions i relacions, d'educació, de models de família i de les seves emocions i sentiments, entre d'altres.


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Il·lustríssim Sr. Roger Pallarols, Regidor de Comerç i de la Petita i Mitjana Empresa de l’Ajuntament de Barcelona; Sr. Presidente de la Federación de Gremios de Editores de España, amigo Pedro de Andrés; Sr. President del Gremi d’Editors de Catalunya, amic Antoni Comas; Presidentes y representantes de todos los Gremios y Asociaciones de Editores de España; Amigos editores, los responsables de que hoy disfrute de esta otra “Fiesta LIBER” desde este lado del Saló de Cent; Llibreters, distribuïdors, gràfics, col·legues del món del llibre; Estimada esposa Montse, fills, germanes, familiars; Amics tots, gràcies per la vostra presència; Amigos todos, gracias por vuestra presencia.
De verdad, queridos colegas editores, estoy convencido de que es vuestra amistad, que es mucha, la que me ha traído hoy aquí donde estoy, emocionado y agradecido.
Per a mi els símbols tenen molt valor. Aquest Saló de Cent és un símbol i el dia d’avui també ho és perquè és la festivitat de Sant Jeroni, patró dels llibreters, editors i traductors catalans des de l’any 1553 en que es va fundar a Barcelona la “Confraria de Sant Hieronym dels Libraters”, el primer gremi d’Europa format només per llibreters que, a l’època, feien també d’editors i impressors.
Me impresiona la relación de personas e instituciones que han sido objeto del Homenaje LIBER en el pasado y me siento muy pequeño al lado de todas ellas. Permitidme, no obstante, que dedique un recuerdo especial a una, la de hace veinte años. Se trata de Josep Maria Boixareu Ginesta. Me honraría poder estar aquí si tan sólo fuera por haber aprendido algo del que fue mi mejor maestro en los oficios del libro y de la vida.
En el encantador parque del Campo Grande de Valladolid hay un acogedor rincón denominado la Plaza de la Lectura. En ella mi maestro, el homenajeado de hace veinte años, dejó un entrañable recuerdo: una estatua de bronce de un niño blandiendo un libro. ¡Qué símbolos! ¡El libro y la lectura!
Libro, “liber”, libertad
Sin libertad de expresión , de edición y de difusión no hay libro y sin libro, sin lectura, no hay cultura y, si la hubiera habido, languidece y muere. Libro y cultura son inseparables y sólo sobreviven en un entorno de libertad, de buena educación, de diversidad, de pluralidad y pluralismo, de riqueza lingüística, de respeto por la identidad del Otro. Este es el camino de la cultura, de la convivencia y del progreso. El libro es el gran faro que guía e ilumina este camino.
El sector del libro es una muestra de esta rica diversidad, por ser plural en ideas, lenguas, especialidades, tamaños de empresas y ubicaciones geográficas. Aquí todos tenemos una función necesaria. Desde el autor al lector. Desde el gran editor o librero al más pequeño. Desde la obra más erudita al “best-seller”. Desde las letras a las ciencias. Desde el español al portugués. Desde el euskara al gallego o desde el catalán al aranés. El nuestro es un sector plural y diverso que ahora más que nunca precisa y precisará de unidad.
El buen editor es, ante todo, una persona libre y con vocación. No hay editorial sin editor o editores. El editor, en su actividad, en su oficio, complementa y equilibra dos grandes facetas: la cultural y la empresarial. La cultural por vocación, la empresarial por necesidad. Sin empresa no hay servicio. La misión del editor consiste en concebir una idea, la línea editorial, ser coherente con ella, recopilar contenidos, elaborarlos de acuerdo a las necesidades del lector-objetivo, fabricar el “producto” sobre el soporte papel o el que sea, publicar, difundir y llegar al lector proporcionándole satisfacción.
El editor es un industrial creador. Crea y diseña. El editor debe trabajar cada vez más conjuntamente, estrechamente, con el autor. El libro es una obra que crean y difunden entre autor y editor. Sí, el editor también crea y el autor también participa en el diseño y difusión de la obra. De la colaboración entre autor y editor nacen los mejores libros que son el fruto del trabajo de ambos y, como tal, debe ser respetado por la sociedad y amparado por la ley.
Yo soy un pequeño editor y, si esto es un homenaje, lo hago extensivo a todos aquellos pequeños como yo y todavía más. Sobre todo a aquel editor de provincias , de comarca o de barrio que se lo hace todo él solito. Actualmente le ayuda bastante la telemática, pero no se si le ayuda tanto el sistema financiero. Esos pequeños editores son los que conforman la pequeña economia de la gran cultura.
No solamente pensando en mi doble condición de editor y librero, sino y sobretodo en términos de necesidad, quiero hacer una llamada de atención a la amenaza de desaparición de algunas o muchas librerías tradicionales. Hoy lamentamos el cierre de la librería ONA, un símbolo del libro en catalán, pero los hay de ayer y los puede haber de mañana si, entre todos, no hacemos algo eficaz para mantener una red de buenas librerías, grandes, pequeñas y medianas, porque son la garantía de la difusión y penetración en todo el país de esa gran cultura, la de la pluralidad en todos sus aspectos y la de su accesibilidad desde el punto de vista socio-económico y geográfico.
La cultura no tiene una única componente. Por decirlo de otra forma, tiene muchas ramas. Para mí una de estas ramas, troncal por supuesto, es la ciencia. La ciencia es cultura y no hay cultura sin ciencia. No puede considerarse persona culta aquella que no tiene unos conocimientos básicos de ciencia, porque ésta explica mucho, muchísimo, sobre el universo y la vida. La ciencia contempla los fenómenos naturales del universo, la naturaleza y la vida, tratando de explicarlos. Estas explicaciones suponen conocimientos que son tan CULTURA como los conocimientos sobre historia, literatura o arte.
Si la ciencia observa y explica los fenómenos naturales, la técnica y la tecnología, con sus innovaciones, tratan de cambiar la sociedad, nuestras vidas. Son puras herramientas, pero ¡Cómo han cambiado y cambian nuestras vidas o, al menos, nuestros hábitos! Desde la rueda al e-reader. Sólo pasaré muy por encima de este tema, porque sobran expertos y futurólogos sobre el mismo.
Ahora bien, una cosa es hacer caso de cierta futurología y otra la conveniencia de mantener atención permanente a las innovaciones tecnológicas que pueden afectar, afectan y afectarán al futuro de la edición y difusión de los contenidos culturales. Esto ya es prospectiva.
 Los lectores no tienen por qué preocuparse. De momento hay libro en papel para rato. Cuando haya “algo” que pueda substituir con ventaja al libro ya se enterarán porque alguien se encargará de demostrárselo. Los que tienen que estar a la expectativa son los impresores, editores, distribuidores y libreros porque ese “alguien” que se encargará de demostrar las ventajas de su “nuevo producto” puede que sea un competidor no habitual, o sea de otro sector en el que la cultura cuenta menos, pero sí la capacidad económica y la influencia social. Hay cambios de modelo de negocio a la vista y posibilidad de nuevos actores.
Los adultos son responsables de sus decisiones económicas y culturales. Por ejemplo, de leer sobre papel o sobre pantalla. Pero ¿Quiénes son los responsables de la introducción en el sistema educativo de ordenadores y otros soportes electrónicos? ¿Está suficientemente evaluado el efecto pedagógico que tiene en escolares, niños o adolescentes, la introducción masiva y precipitada de estos materiales? ¿Hay contenidos digitales suficientes y de suficiente calidad? ¿Están todos los centros educativos suficientemente equipados con servicios de comunicaciones adecuados y todos los docentes preparados para el cambio?
No se que debía pensar sobre el tema el gran pedagogo catalán Joan Triadú, hoy fallecido.
La innovación tecnológica puede influir en los procesos de aprendizaje, pero no se puede adoptar un sistema nuevo sin estar seguro de que es mejor que el actual. Quizás algún día lo sea, pero nuestros escolares no son conejillos de indias ¿Por qué tanta prisa y tanta demagogia pregonando que todo lo digital es mejor y más económico que el libro? ¡Esperemos a ver si de esta forma se avanza mejor en lectura comprensiva, básica para el aprendizaje en la escuela, en la universidad y en la vida profesional!
Creo que las autoridades responsables de la educación deberían ser cautas en este proceso. Está en juego algo muy serio: la formación de los futuros ciudadanos. Por otra parte me sorprende el invento de la reutilización de los libros de texto. ¡Sólo se reciclan los envases, no los contenidos! Un libro no es una botella ni una lata de sardinas.
Mi padre tenía el convencimiento de que nuestro futuro como editores está en América, concretamente en Iberoamérica. Fue de aquellos pioneros que hacían el salto del Atlántico en aviones de hélice y con las maletas repletas de libros y catálogos. Por supuesto, viajaba en clase económica y se recorría aquel Continente, desde México al Cono Sur, por tierra, en transportes colectivos. Sí, los editores fueron los pioneros en recorrer América haciendo empresa, consolidando culturas. Mi padre visitaba librerías en México, Bogotá o Buenos Aires, pero también en Bahia, Puno, Pasto o en la isla de San Andrés. Ahora las grandes empresas de servicios o los grandes bancos se han instalado, legítimamente, en un mercado que para los editores es algo más: un área cultural, en la que mediante alianzas de todo tipo con las gentes del libro de allá hemos acrisolado esa familia libresca que abarca ambos lados de ese océano también común.
Creo que nuestros gobiernos nunca han sabido apreciar el alcance de los esfuerzos que desde ambas orillas y desde hace más de un siglo han realizado las gentes del libro y los obstáculos que han tenido que superar. También en esa labor algunos se quedaron en el camino.
En el campo de la cultura los poderes públicos han de garantizar el marco adecuado para estimular la creatividad y para que sus frutos, el libro en primer lugar, puedan ser difundidos en extensión y profundidad en la sociedad. Esta es la primera responsabilidad de las administraciones públicas que debe traducirse en acciones como la promoción de la lectura, garantizar un sistema educativo justo y de calidad, hacer respetar los derechos de autores y editores, fomentar la modernización del sector del libro en toda la cadena de valor y otras muchas. Lo que no deben hacer es practicar el intervencionismo o realizar ediciones públicas que pueda hacer el sector privado. En cambio hay tipos de protección que no implican ni proteccionismo ni intervencionismo, sobre todo cuando la protección es necesaria para el bien común, y la cultura es un bien común.
Cuesta entender que el estado acuda al rescate de entidades financieras u otras grandes empresas y no acuda en ayuda de pequeñas editoriales y librerías o que no potencie más la red de bibliotecas. El libro y la cultura son un patrimonio social a salvaguardar sin excusas.
Soy admirador del Einstein científico y pensador, que como tal decía: “Creo realmente que el excesivo hincapié en lo puramente intelectual (que suele dirigirse hacia la eficacia y hacia lo práctico) de nuestra educación, ha llevado al distanciamiento de los valores éticos (…) Sin una “cultura ética” no hay salvación para la humanidad”.
Sí, estamos en plena crisis; nos hemos enterado. Algún día, con unas u otras medidas económicas saldremos de ella. Pero sólo salvaremos a la sociedad, a las personas, con más y mejor educación, con más cultura y más libros, en el marco de un sistema vertebrado alrededor del humanismo, la ética y los valores.
Gracias a todos los que han trabajado y trabajan para el libro, el de hoy y el del futuro. Gràcies a tots els que han treballat i treballen pel llibre, el d’ara i el del futur. És el símbol. Felicidades a todos los premiados. Gràcies a la Federación de Gremios de Editores de España y a tots els editors responsables de l’honor que avui m’atorgueu. Gràcies al LIBER i a l’Ajuntament de Barcelona. Gràcies als meus pares, a la meva esposa, als meus fills i als meus néts que ara són per a mi una nova i gran alegria. Gràcies a tots els presents per la vostra atenció i paciència.
Josep M. Boixareu Vilaplana
Ajuntament de Barcelona, 30 de setembre de 2010. Festivitat de Sant Jeroni